domingo, 10 de enero de 2010

Txus Bidorreta


Yo tengo como unos treinta años, digamos. No sé muy bien cuál es mi deporte favorito: ¿el ciclismo?, ¿el fútbol?, ¿el baloncesto? Lo que tengo muy claro es que ninguno he sido capaz de practicarlo como dios manda. Ni siquiera acercarme. Últimamente me ha dado por correr, primero, porque me sienta bien aunque sufra, o precisamente por eso me sienta bien. Segundo, porque me está dando gratificantes experiencias. Cuando era chaval, lo que mejor se me daba era el baloncesto. Quizás hubo un tiempo en el que hasta fui un solvente jugador del montón dentro de un abarrotado patio de colegio con niños empeñados en sudar, pero poco más. Eso sí, baloncesto he visto un poco. No entiendo mucho, pero he visto unos cuantos partidos. No sé si eso me da capacidad moral para opinar pero intento hacerlo tanto con conocimiento de causa como con educación.
Hoy mismo ha finalizado la relación contractual entre el entrenador bilbaíno Txus Bidorreta y el club de baloncesto Bizkaia Bilbao Basket. Aún no hay declaraciones, y lo único que se sabe es que el próximo partido lo preparará Rafa Pueyo, hasta ahora segundo entrenador del equipo. La verdad es que me sorprende que no me haya sorprendido ni que me afecte en lo más mínimo, porque mi sentimentalismo deportivo es terco y muchas veces me afectan cosas que resultan ridículas si las confiesas. Me da la sensación de que la inevitabilidad se respiraba en el ambiente, así que debería hablar de resignación. Yo voy a ser ante todo sincero, como siempre: a mí me da pena. No una pena conmiserativa y patética, si no una pena racional y agradecida. Para mí, Txus Bidorreta, al que tampoco es que le tenga un aprecio especial (excepto por el maravilloso y doloroso recuerdo de su primera etapa), es un gran entrenador que ha dejado un bagaje respetable y significativo. No he sido asiduo a La Casilla ni al BEC, pero he visto en torno a media docena de partidos por temporada, muchos más en realidad, y sin contar los de televisión. Mi opinión, acertada o no, es que en esos partidos, con derrotas o victorias, con aciertos y fallos, Bidorreta fue parte responsable de un equipo que funcionaba en conjunción, con un acento especial en el hilvanaje de la relación base-jugador interior y la elaboración de estrategias para gestionar el tiro de tres, y un talento especial para la interpretación de los últimos segundos de cada jugada. Bidorreta, en mi opinión, acertada o no, ha sabido hacer a sus jugadores mejores de lo que puede que sean, fomentando una ética de equipo que ha sido, en gran medida, el secreto de su éxito. Errores habrá tenido, y muchos, y se los he visto, y los podría decir pero no me apetece porque no es de buena educación hacerlo ahora. Cuando alguien que ha comprometido (supongo, o lo creo así) con un proyecto como lo ha hecho él, solo queda agradecérselo y desearle que le vaya bien allá donde quiera que vaya ahora.
En lo que respecta al club, les queda ahora actuar en una situación en la que hasta ahora no se han visto nunca, y espero que acierten. Cuando he llamado por teléfono a alguien que no tiene internet para darle la noticia, me ha preguntado, ¿y ahora?, ¿quién anda por ahí sin nada que hacer? De coña, le he dicho que Lolo Sainz. Después rápido ha salido Pepu. Ninguno de los dos estará con casi total seguridad en Bilbao. ¿Quién pues? No lo sé, ¿el mismo Pueyo? ¿Maljkovic? Yo tengo un candidato. No lo está haciendo bien en Palencia, pero mientras tuvo la oportunidad de entrenar al TAU a mí me dejó un buen sabor de boca, Natxo Lezkano sería mi candidato, pero no ahora mismo y en esta situación, así que... ¿tendrá ganas de cambiar de aires Phil Jackson?
De verdad, (y me sigue sorprendiendo lo poco que me afecta), gracias y suerte para Txus Bidorreta.

No hay comentarios: