Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
miércoles, 17 de junio de 2009
Julián Sanz
La Race Across America es una de las competiciones más exigentes del mundo. Los participantes, ciclistas de ultrafondo, recorren todos los Estados Unidos en un puñado de días. Comenzarán hoy, 17 de Junio en Oceanside, California, una población que creció desmesuradamente en los años 70 del siglo XX, costa oeste de los Estados Unidos, y terminarán, aquellos que consigan llegar, el 29 de este mismo mes en Annapolis, capital del estado de Maryland, antigua capital temporal de los Estados Unidos tras la firma del tratado de París y que tiene sus orígenes en el asentamiento puritano liderado por William Stone. Es decir, que además de viajar de costa a costa, parece que viajan en el tiempo. Aproximadamente, 4800 kilómetros en poco más de una semana.
Uno de los participantes es el vasco Julián Sanz, que el año pasado perdió la quinta posición cuando le dio un ataque de sueño a tan solo ochenta kilómetros del final. Yo no voy a decir más, solo os copio la explicación que da en un periódico sobre cómo intentará que esto no se repita. Creo que es suficiente para entender la dureza de esta prueba:
"No espero ir allí y mejorar el octavo puesto del año pasado, sino que la suma de todas esas cosas den resultado", afirmó el ciclista de Ugao, que recordó cómo el pasado año pagó caro el desgaste físico provocado por la falta de sueño y "a falta de 80 kilómetros" le dio "un ataque de sueño" que le obligó a parar a dormir treinta minutos, lo que le hizo "perder cuatro horas" y bajar de la quinta a la octava posición final.
Esta "estrategia tan arriesgada" ha hecho reflexionar a Sanz y a su equipo. Por ello, en esta ocasión intentará administrar mejor las pautas de sueño. "El año pasado hasta el tercer día no completé un sueño de dos horas. Y eso vamos a cambiarlo. Esta vez, las 24 primeras horas no dormiré nada. A cabo de esas 24 horas dormiré una hora y, a continuación, correré de tirón del mediodía hasta el amanecer, y a las cinco de la mañana dormiré dos horas", explicó.
Mucha suerte, de verdad.
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